31 marzo 2007

coleccionando


Me gustan las cosas que no importan. Que no valen nada. Que se pierden durante años en el fondo de los cajones. De los bolsillos. Que cuando encuentras no podrías tirar porque –joder- ese trozo de plástico lleva contigo más tiempo que algunos amigosdetodalavida.
Esas cosas pueden ser lápices, cajitas de caramelos, ceniceros, envoltorios de regalos de comunión o palabras.
Ésta me la regaló la hija de un amigo del barrio. Tiene cuatro años y churretes de helado en las mejillas.

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