01 junio 2008

Tormentas y SOL


Y de pronto, en el norte, a miles de kilómetros de mi vida, me cruzo a UntipoquenoescuchaperooyeaIsaoTomita:
que sabe silbar el Arabesque num 1 de Debussy.
Que colecciona palabras a punto de desaparecer. Como yo. Como merendola. Como ultramarinos. Como alhaja.
Que me cambia el botón que lleva desde hace años en la cartera por el mío.
Que muerde los pezones y besa los labios como yo lo hago. Como me gusta que lo hagan.
Un tipo con un brazo que rodea exactamente el contorno de mi cintura para apoyarse de nuevo en la suya.
Que habla de casualidad, causalidad y serendipia.
Que pronuncia las palabras que yo estaba pensando y piensa las que yo estaba pronunciando.
Que lee mensajes en el random play. Y escribe novelas sobre ellos.
Que alguna vez destrozó el corazón de Lachicaalaquedestrozóelcorazón Elchicoquevaadestrozarmeelcorazón.
Que en algún lugar de África es mi familia
y que en algún lugar de Madrid, tiene una casa que no está a más de 3 minutos de la mía.
Con algo así, Médem haría una película y Paul Auster escribiría una novela.
Nosotros, compartimos en un portal al amanecer los 15 minutos de sexo más excitantes de mi vida, fingimos dormir en una cama de 80cm y nos pusimos nombres ingeniosos en nuestras agendas de teléfonos.

La realidad no supera la ficción.
La realidad es, simplemente, real.

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