29 diciembre 2007

Medianeras


Un barrio puede determinar la clase de persona que eres.
Y la clase de persona que eres puede determinar el lugar en el que vives.
Mi barrio es un mundo en pequeño. Miles de personas de miles de lugares compartiendo cuatro calles y una forma de pensar.
Y los que vivimos en él, como los trekkies, como los mormones, como los argentinos, aunque estemos fuera de sus fronteras, acabamos siempre juntos.
Offline 3 vive a una calle de mi casa. Offline 5 a cuatro.
En la era de las telecomunicaciones, del teletrabajo y el telepizza es más fácil encontrar a tu vecino en internet que tirando la basura.

Un día apareció en mi buzón de correo el mail que yo quería leer.
Irónico, mordaz y muy inteligente. Offline5 escribía bien y pensaba mejor.
Conocía a mi kiosquero, compraba en el chino de mi calle, tocaba en la banda del camarero del bar de mi edificio, su lugar favorito del barrio era el cuarto de atrás de mi bar favorito del barrio y su casa estaba en mi misma manzana.
Habíamos estado miles de veces el uno junto al otro pero nunca nos habíamos visto.
Así que después de noches enteras chateando a un minuto de distancia. De mensajes desde mi portal. De superar la tentación de abrir la ventana y saludar. De mirar a los desconocidos como si no lo fueran. Después de semanas coincidiendo expresamente en la estación de metro a la misma hora. De comer en los mismos restaurantes. Después de semanas de jugar, se había creado tanta magia que sólo quedaban dos opciones:
ser románticos o ser prácticos.

Yo, por supuesto, escogí la segunda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiado difícil estar a la altura. Condenarse a vivir en una comedia romántica donde todo sigue los designios del destino, para alcanzar el culmen en una melodramática escena con todos vuestros vecinos como testigos de vuestro amor y confesando a los cuatro vientos: Le tenía justo a mi lado y no me había dado cuenta...le quiero tanto...

Mucho mejor ser práctico, ande vamos a parar!! O arre o so! pero tanta magia era demasiada presión, no?

RdB dijo...

Sí, sí, sí.
Ver a alguien a quien ya conoces genera un nivel de expectativa -y de decepción, en consecuencia- que no genera conocer a alguien a quien ya has visto.
En ese sentido los bares ganan al match por goleada.