29 noviembre 2006

---------


Cuando era niña me aterorizaban las grandes superficies porque pensaba que en cualquier momento podía girarme y darme cuenta de que mis padres no estaban allí.
Hoy hago recuento de lo que he perdido en los tres últimos meses (una pareja, un amante, una amiga de la infancia, a mi mejor amigo) y me siento exactamente así, esperando a que suene mi nombre por megafonía.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pérdida de una amistad. Hm... ¿crees que se trataba de auténtica amistad cuando no logró superar una crisis?
Yo todavía intento buscar una definición a esas relaciones. Lo mejor que se me ha ocurrido es: "compañer@ de salidas".
Un saludo

Bea

RdB dijo...

Al final todo depende del nivel de exigencia. Ahora estoy intentando exigir menos, así me desilusiono menos también.
Con todo el mundo: amigos, amantes...

Anónimo dijo...

Cierto.
(Vaya, me parece que tengo que dejar de ver "Sex & The City").

RdB dijo...

El otro día pensaba en cuántas relaciones sin nombre y sin posibilidad de definición tengo ahora mismo -las llamo "jarra" porque una vez que discutía este tema era el único elemento que quedaba sobre la mesa-. Tengo una "relación jarra" con mi ex, con mi ex amante, con mi mejor amigo y con un compañero de curro. Indefinidas y anormales. ¿si no hay patrón para llamarlas cómo lo va a haber para exigirles?
Eso es lo bueno y lo malo de inventar nombres, que los límites siempre los pones tú, no?
NO?