21 octubre 2006

Calor de holgar


Amor de madre. Caliente como una manta, como las zapatillas de andar por casa. Ésas con las que sólo algunos salen a la calle. Los que pasean a sus perros. Los locos y los que tiran la basura. Un amor tan redondo, tan opresivo, tan asfixiante como la ropa de invierno en otoño: tienes ganas de volver a ponértela pero cuando la llevas necesitas -varias veces al día- poder quitártela de encima.

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