15 junio 2007

cosas que necesitamos.


Desde que aprendió a conducir a los dieciséis años hasta que tuvo que dejar de hacerlo por un derrame cerebral a los 81, mi abuelo, un campesino venido a militar, venido a comerciante que vivió del turismo en una isla del mediterráneo, llevó siempre lo mismo en el maletero de su coche: una caja de herramientas, una rueda de repuesto, y un bañador.
Un bañador por si –ya fuera invierno, otoño, primavera o verano- en algún momento, en algún lugar, se le presentaba la oportunidad de refrescarse en el mar aunque fueran cinco minutos.
Y yo, desde que aprendí a querer a los 16 años hasta hoy, nunca he encontrado hueco para ese bañador, probablemente porque sabía que con él necesitaba también una toalla, y un secador de pelo, unas gafas de bucear, un bote de protección solar, un gorro, una nevera, una radio y un libro, una gorra con visera para el sol, una sombrilla y un pareo, unas chanclas para andar por la orilla y una cajita donde esconder las conchas, unas palas y un platillo, una baraja de cartas, dinero para un helado, algo de música, unas gafas de sol, una cámara de fotos y una bolsa para guardarlo todo.
Y me he perdido baños en calas desiertas, en arenales, atardeceres en barcos, el agua negra de noche, el frío del amanecer y el mar en calma, playas de rocas, de cantos rodados, de arena blanca y de barro. Me he perdido años de brisa en la cara y manchas en la piel.
Y aunque igual ya es tarde para hacer castillos en la orilla, para dormir después de comer en algunas dunas, este verano y todos los que quedan voy a dejar que la arena se me cuele entre los dedos. Aunque me arañe. Voy a bucear en todas las playas, a lanzarme desde todos los acantilados sin apretar los párpados. Aunque la sal del mar me escueza en los ojos. Aunque me duela hasta hacerme llorar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca suelo opinar en los blogs que leo, pero me encanta como escribes y lo que piensas, seguiré leyendote.

jornalerodelagloria dijo...

"castillos en la orilla".. me ha gustado.