04 junio 2008

compraventa


Hace unas cuantas noches, estaba tomando vinos en una terraza de mi barrio cuando entre el goteo de acordeonistas, violinistas, trompetistas, claquetistas, y vendedores ambulantes se acercó a nuestra mesa un anciano marroquí. Iba cargado con una alfombra y un tambor. Cuando estaba justo al lado de mi silla, a menos de medio metro de mi oreja, lo golpeó con violencia gritando: ¡barato!, ¡barato!

Y me pareció que el viejo usaba un argumento de venta realmente absurdo.
Porque nadie jamás va a desear un tambor porque cueste poco. Para comprar un tambor, lo primero es el deseo de tenerlo -porque suena bien, porque es bonito...- y luego, una vez que lo deseamos, llega el paso de comprarlo –porque es barato-.

Pensaba en eso cuando recordé una conversación con 23. El día en que le dije que quería tener una relación, y me parecía que él era la persona adecuada para hacerlo.
Y recordé su gesto, como si le hubiera golpeado un tambor en la oreja gritando ¡barato!, ¡barato!

03 junio 2008

el Odio Africano


Al final de mi relación con Elmúsicoquenuncaescuchalasletrasdelascanciones, cuando La Nada lo estaba devorando todo, supe que no había vuelta atrás al darme cuenta del odio que despertaban en mi sus estornudos.
Un odio repentino, cerval, irracional, profundo, inexplicable.
Sin mediación ni solución posible. Como de hutus y tutsis. Un Odio Africano.

El exmarido de MicompañeraF revolvía el azúcar en el café durante DEMASIADO tiempo. No importa cuánto. El Odio Africano no entiende de razones ni es objetivo.
Elpsicópata utilizaba el condicional para preguntar. Cualquier cosa. A cualquier persona.

UntipoquenoescuchaperooyeaIsaoTomita, me llama cariño o mi amor como si fuera Arturo Fernández, y aunque es casi el único de sus defectos y tiene millones de virtudes increíbles, cada vez que lo oigo me entran ganas de vomitar sobre su carísima alfombra de diseño.

02 junio 2008

con los ojos abiertos


Desde que conozco a UntipoquenoescuchaperooyeaIsaoTomita todos los amaneceres nos han pillado juntos.
Y despiertos.

01 junio 2008

Tormentas y SOL


Y de pronto, en el norte, a miles de kilómetros de mi vida, me cruzo a UntipoquenoescuchaperooyeaIsaoTomita:
que sabe silbar el Arabesque num 1 de Debussy.
Que colecciona palabras a punto de desaparecer. Como yo. Como merendola. Como ultramarinos. Como alhaja.
Que me cambia el botón que lleva desde hace años en la cartera por el mío.
Que muerde los pezones y besa los labios como yo lo hago. Como me gusta que lo hagan.
Un tipo con un brazo que rodea exactamente el contorno de mi cintura para apoyarse de nuevo en la suya.
Que habla de casualidad, causalidad y serendipia.
Que pronuncia las palabras que yo estaba pensando y piensa las que yo estaba pronunciando.
Que lee mensajes en el random play. Y escribe novelas sobre ellos.
Que alguna vez destrozó el corazón de Lachicaalaquedestrozóelcorazón Elchicoquevaadestrozarmeelcorazón.
Que en algún lugar de África es mi familia
y que en algún lugar de Madrid, tiene una casa que no está a más de 3 minutos de la mía.
Con algo así, Médem haría una película y Paul Auster escribiría una novela.
Nosotros, compartimos en un portal al amanecer los 15 minutos de sexo más excitantes de mi vida, fingimos dormir en una cama de 80cm y nos pusimos nombres ingeniosos en nuestras agendas de teléfonos.

La realidad no supera la ficción.
La realidad es, simplemente, real.